Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. AFP


El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y su principal rival, Henri Falcón, cerraron este jueves sus campañas para las elecciones del domingo llamando a votar frente al boicot de la oposición y prometiendo sacar al país del foso económico.

A los comicios están llamados 20,5 millones de los 30 millones de venezolanos, pero analistas estiman que podría haber una alta abstención ante la decisión de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de no participar en lo que califica de "fraude".

Estados Unidos, la Unión Europea y varios países de América Latina apoyan los cuestionamientos de la oposición y anunciaron que desconocerán los resultados de la votación, cuya fecha fue adelantada por la oficialista Asamblea Constituyente.

La campaña cerró marcada por un motín de opositores presos en la sede del servicio de inteligencia en Caracas, donde tomaron sus calabozos para exigir libertad.

La firma Datanálisis da un empate técnico entre Maduro y Falcón, pero otras encuestadoras, como Delphos e Hinterlaces, dan como favorito al mandatario.

Nicolás Maduro llevó a su último mitin al exfutbolista argentino Diego Armando Maradona. AFP


Bailando con "el soldado" Maradona

Maduro finalizó sus actos de campaña con una multitudinaria concentración en la avenida Bolívar, vía neurálgica en el centro de Caracas, con un invitado sorpresa: el viejo astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona.

El gobernante socialista, quien busca la reelección por seis años, de 2019 a 2025, salió a la enorme tarima instalada para el acto acompañado por el exjugador de 57 años, quien bailaba al ritmo de reguetón ondeando una bandera de Venezuela.

"¡Confíen en mí! Si ustedes me dan su voto y nos dan la victoria (...), les juro que voy a encabezar grandes cambios económicos y voy a hacer una revolución económica que sacudirá al mundo", prometió Maduro en su discurso.

La grave crisis del país, con una hiperinflación que escalará a 13.800% este año según el FMI y severa escasez de alimentos básicos y medicinas, ha hecho mella en la popularidad del gobernante, aunque este se declara víctima de una "guerra económica" de sus adversarios y gobiernos como el de Estados Unidos.

El heredero de Hugo Chávez (1999-2013), a pesar de la erosión sufrida, insiste en una meta planteada en vida por el fallecido líder: obtener 10 millones de votos.

"Llueva, truene o relampaguee, habrá elecciones presidenciales en Venezuela", insistió Maduro ante los pedidos internacionales de suspender los comicios, como ha hecho una y otra vez durante la campaña, asegurando que "romperán récords" de participación.

Declarado "soldado" del chavismo, Maradona levantaba su puño derecho efusivamente mientras el gobernante se dirigía a sus partidarios.

Maduro, en su imagen, apostaba fuerte por la figura de Chávez. Vestía una camisa verde, con la bandera venezolana y un retrato del exmandatario estampados en un costado.



Caminando al son de Rubén Blades

Falcón, en tanto, realizó su último mitin previo a las elecciones en Barquisimeto, estado Lara (oeste), su viejo fortín político.

"¡Venezuela tiene un nuevo presidente, carajo!", clamó triunfal el opositor, disidente del chavismo, cuando salió a la tarima instalada en un barrio popular de la ciudad.

Allí, donde le esperaban cientos de seguidores, construyó su carrera como dirigente, con ocho años como alcalde de Barquisimeto (2000-2008) y nueve como gobernador de Lara (2008-2017).

Sonaba la canción 'Caminando' de Rubén Blades, mientras Falcón aseguraba que rompería el último gran obstáculo en su camino en la política: la "abstención".

El opositor se postuló a contravía del boicot de sus compañeros de la MUD, que le han pedido constantemente retirar su candidatura.

Con una chaqueta con los colores de la bandera de Venezuela: amarillo, azul y rojo, Falcón dijo tener "fe" en "que vamos a votar masivamente, como necesita nuestro país".

Si es así, aseguró refiriéndose a Maduro y sus colaboradores, "tiene que agarrar su maletica y se van".

Una mujer subió unos segundos al escenario para abrazar al aspirante, que esgrime la dolarización de la economía como su bandera. La hiperinflación ha destrozado los salarios y el ingreso mínimo apenas alcanza para una hamburguesa y un refresco.

"Los militares, los maestros, los empleados públicos cobrarán en dólares", prometió frente a sus seguidores.

Un tercer candidato, el pastor evangélico Javier Bertucci, cerró el miércoles su campaña en Valencia (estado Carabobo, norte), con la promesa de "ayuda humanitaria" de Estados Unidos.